El feo no sirve para la Obra de Dios
Puede parecer extraño el título de este mensaje, ¡pero lo que vamos a hablar no es sobre la belleza física!
Es sí sobre la belleza espiritual, exigida por Dios para aquellos que quieren hacer Su Obra.
Para comprender mejor, voy a invitarlo (a) a leer los siguientes versículos. Entonces, entenderá realmente lo que Dios tiene para enseñarnos.
Recordando que aquello que Él habló con Moisés en el pasado, ¡todavía se refleja en nuestra vida espiritual hoy!
“Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado, o varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o erupción, o testículo magullado”. (Levítico 21:18-20)
Vea que en este pasaje bíblico, el Señor prohibió que personas con defectos sirviesen como sacerdotes.
Vamos entonces a analizar estos defectos mencionados en la lista de Dios, dejando de lado la cuestión física y usando los ojos espirituales:
CIEGO: No servía para la Obra. Porque para que seamos buenos obreros, necesitamos ver con los ojos espirituales. Recuerde el caso del siervo de Eliseo, que entró en la casa gritando y diciendo: “¡Profeta! Estamos cercados por el ejército enemigo”.
¿Qué hizo el hombre de Dios?
Oró y dijo: “¡Te ruego, oh Señor, que abras sus ojos para que vea!”. Y, entonces, él pudo contemplar a los ángeles de Dios dándoles protección (2 Reyes 6:17). Por eso, un buen obrero necesita ver las cosas con los ojos espirituales, no puede ser ciego.
COJO: Es aquel que cojea (no es constante con las cosas de Dios), el que cojea no anda con el mismo ritmo de los demás, y termina quedándose atrás. Por lo tanto, Dios no podrá usarnos si estuviéramos cojeando por la vida.
ROSTRO MUTILADO: Se refiere a cómo debe ser el semblante de alguien que desea servir a Dios. Infelizmente, muchos todavía no entendieron que una sonrisa en el rostro y un semblante agradable valen más que mil palabras.
Pues, las personas llegan a la Iglesia cansadas y decepcionadas del mundo, maltratadas por los problemas y oprimidas por el diablo, y, a veces, ¡encuentran obreros y pastores con el ceño fruncido, resentidos y preocupados con sus propios intereses!
DESPROPORCIONADO: Desproporcional. La persona que tiene una actitud exagerada, (en el hablar, en el comportamiento, en el modo como se relaciona con la familia y los amigos, en la forma como se viste, etc.) y causa escándalo.
PIE QUEBRADO: ¿Qué sucede con quien tiene el pie quebrado? No se mantiene de pie, ¿no es verdad? Existen muchas personas que quieren hacer la obra de Dios, pero tienen el pie quebrado, no se mantienen firmes. O sea, están aquí, después se cambian para allá, aparecen, después desaparecen…“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor…” (1 Corintios 15:58).
MANO QUEBRADA: Quien tiene la mano quebrada no logra agarrar nada con firmeza. Y la obra de Dios exige fuerza de voluntad y seguridad.
JOROBADO: Recuerde que aquel que hace la obra de Dios no puede andar con la cabeza baja. No puede estar curvado, ni por miedo, ni por vergüenza. Sea un obrero aprobado y que no tenga de que avergonzarse. (2 Timoteo 2:15)
ENANO: Es aquel que no desenvolvió su estatura. Así son muchas personas que están en la Iglesia, espiritualmente hablando son como enanos, pues, pararon de crecer.
LA VISTA NUBLADA, SARNA Y ERUPCIÓN: Nuestro mirar, o nuestro semblante, debe reflejar al Señor Jesús. Usted puede ser serio, pero no arrogante; puede ser sonriente, pero no escarnecedor; puede reprender, pero con amor, nunca con odio.
Elimine de su vida la arrogancia, la falsedad, la envidia, el miedo y la inferioridad. Su semblante quedará mucho más suave.
TESTÍCULO MAGULLADO: ¡Que es incapaz de reproducirse! Un buen obrero es aquel que hace discípulos. Tiene que ser reproductivo, un ganador de almas. Un buen obrero atrae la atención de las personas y todos quieren imitarlo por su buen comportamiento.
Delante de estas cualidades, es bueno que usted, que desea hacer la obra de Dios, o que ya la está haciendo, cuide bien de su apariencia interior, para que Dios pueda usarlo cada vez más.
Espero haber colaborado en algo.
Obispo Julio Freitas.
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