Convencimiento

"... os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado." (Juan 16:7-11)

El convencimiento del Espíritu Santo opera en tres aspectos con relación al pecador:

* El pecado, ya que normalmente la persona común piensa que el hecho de no cometer los pecados más acentuados, tales como robar, matar, adulterar o hacer mal al semejante, es suficiente para estar bien con Dios. El Espíritu Santo actúa en su corazón mostrando que eso es bueno, pero no es suficiente para su salvación. Él desenmascara y reprueba la incredulidad y el pecado, para despertar la conciencia de la culpa y de la necesidad del perdón y el arrepentimiento.

* La justicia, ya que el Espíritu Santo convence a los hombres de que Jesús es el Hijo de Dios único salvador que los vuelve conscientes del modelo divino de la justicia en el Señor Jesús. Ese modelo es confrontado con el pecado y la persona recibe poder para vencer al mundo.

* El juicio, se trata de la obra del Espíritu Santo de convencer a los hombres que el Señor Jesús ya derroto a Satanás en la cruz. 

Cuando usamos argumentos convincentes es posible convencer a las personas, pues el ser humano tiene la facultad de evaluar y tomar la decisión de aceptar o rechazar lo que se le propone. Entonces esta en usted el creer en la palabra, practicar la fe y rechazar las tentaciones.

No obstante, de la misma forma que la mente humana es convencida por determinado argumento, tiene también la capacidad de reemplazarlo por otro todavía más fuerte. Eso sucede en el intelecto humano.

"... renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad." (Efesios 4:23-24)

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