Hoy es día de poesía

 

Yo soñé cuando era niña
como sueñan casi todos,
en juguetes de mil modos
que eran mi mundo ideal.
Y al dejar atrás la infancia
con juveniles empeños
fueron cambiando mis sueños
¡soñé un amor sin igual!

Mis deseos de ser mujer
de la infancia me alejaban.
Y las horas no pasaban
en mis ansias de llegar. . .
Mas llego el día esperado
Que en la infancia nos inquieta,
y en mi mente no se aquieta
el deseo de soñar . . .

Ni el dolor ni el desengaño
Han doblado mi optimismo,
Ni jamás el egoísmo
En mi mente pudo entrar.
Pues yo veo que allá lejos
Resplandece soberana
Una luz que en la mañana. . .
Las conciencias va a alumbrar.

Nada importa que el presente
con sus fuerzas negativas,
en las guerras fratricidas
nos pretenda sepultar.
Tras los negros nubarrones
de una noche oscura y fría,
surge el sol de un nuevo día
con sus rayos de cristal.

Soy amante de la idea
de las mentes soñadoras,
de los locos que a otra aurora
marcan rumbos sin cesar.
Del Cristo redentor
que al amor nos invito,
y su vida desprecio
incapaz de matar.

No es mi sueño la esperanza
de oropeles atrayentes
vanidad que en muchas gentes
es deleite material.
Son mis sueños la dulzura
armoniosa de los cantos
y mi lira el triste llanto
del dolor universal.

De la mano de mis sueños
marcho a paso presuroso,
hacia un día venturoso
que aunque tarde ha de llegar. . .
No claudico, al imposible
desafío dondequiera,
no es mi sueño una quimera,
¡es mi sueño un ideal!

El amor es mi divisa,
cielo y tierra mi bandera,
nazca el hombre dondequiera,
yo amo a todos por igual.
Blancos, negros, amarillos,
todos son seres humanos.
¡Estrechémonos las manos
con cariño fraternal!

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