Hablando antes de tiempo

Hace algunos días cometí un error y esto es lo que aprendí.
 
Cada uno de nosotros pertenece a Dios, y aun cuando tenemos nuestras debilidades, Él es capaz de mantenernos de pie y justificarnos.
 
"¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: "Déjame sacar la paja de tu ojo", cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano." (Mateo 7:3-5)
 
Al final de cuentas respondemos a Dios y no unos a otros; por lo tanto, no podemos juzgarnos de un modo crítico. Pues el diablo se mantiene muy activo asignando demonios para poner pensamientos enjuiciadores y críticos en la mente de las personas.
 
Cuantas veces que vemos a alguien, no nos creamos una opinión mental de ella ya sea por su vestimenta, peinados, amistades, etc. Ahora bien, no siempre podemos evitar tener opiniones mentales, pero si podemos evitar expresarlas. Ya que es un problema grave elaborarlas en tanto ponderas tu pensamiento hasta que las conviertes en juicio. Pues entre más piensas en tus propias opiniones después comienzas a expresárselas a otros o incluso hasta aquél a quien estás juzgando. Esto se convierte en un explosivo y pasa hacer mucho daño en el campo de la relación social, así como en el campo espiritual.
 
Un pastor comento que cuando él oye que alguien está hablando de él de un modo poco amable o enjuiciándolo, se pregunta a sí mismo: ¿están sembrando ellos o estoy cosechando yo? Pues muchas de las veces estamos cosechando en nuestra vida lo que hemos sembrado consiente o inconscientemente en la vida de otro.
 
"¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerlo estar firme." (Romanos 14:4)
 
Cuando pensamos y conversamos de lo que está mal en todos los demás, usualmente nos estamos dejando engañar con respecto a nuestra propia conducta. Por consiguiente el Espíritu Santo nos alerta que no nos metamos en lo que está mal en otros, cuando hay tantas cosas malas en nosotros.

Creo que podemos crecer espiritualmente y ahorrarnos problemas futuros de la siguiente manera:
- No dejarnos llevar por lo que vemos.
- No hacer tantas opiniones, y aquellas que hagamos, que no sean sólo críticas y chismes.
- Aprender a decir simplemente: "no es asunto mío".
- Pensar en las consecuencias que nos traería hablar algo errado. 
- Orar y esperar el tiempo de Dios que es perfecto.
- Examinarnos para no hablar algo que nosotros mismos no estamos haciendo.

En caso que tengas alguna otra solución escríbela que nos puede ser de mucha ayuda.

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