¿Sexy, yo?
La excusa
siempre es la misma; yo no me visto de esta manera para llamar la atención de
nadie, es la moda.
Todas mis
amigas se visten así, simplemente me gusta ser fashion.
Por donde
pasa es imposible no mirarla, pues las ropas dejan muy poco a la imaginación,
el maquillaje es superllamativo y la manera de caminar parece estar diciendo:
“¡yo arraso!”
Las
mujeres que temen a Dios tienen la preocupación de no entristecer al Espíritu
Santo con su imagen.
Ellas quieren estar bonitas y arregladas, más sin
provocar, sin ser escandalosas.
¿Ya
pensaste que cuando vistes algo que muestra más de lo debido puedes hacer a
alguien pecar?
Pues cuando los hombres miran e imaginan cosas con respecto a ti o
contigo, entonces ellos pecan pues son provocados por la manera incorrecta de vestir.
También hay que tener cuidado con las miradas seductoras, gestos, insinuaciones y lenguaje corporal en sí, pues hablan más que mil palabras.
¿Cuál es la imagen que transmitimos a través de
nuestra apariencia? ¿La de una mujer respetable, o una mujer que le gusta ser
observada y admirada por su cuerpo o su manera extravagante?
No se trata de andar desarreglada, se
trata de ser femenina con dignidad, pues las personas sacan conclusiones por la
manera que nos vestimos.
Crea tu imagen, aquella que Dios y todos ven y de la
cual te puedas sentir orgullosa.
Siéntete
única sin verte sexy, sobre todo hay que saber que hombres hay muchos pero de
Dios pocos; entonces hay que ayudar en su crecimiento se prudente en:
· la manera de vestir, hablar, mirar, etc.
·
Actitudes.
· Cómo tratas a las demás personas.
· La forma de interactuar y llevarse con los demás.
Cuídate y
valorate como mujer de Dios.
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