De victoria en victoria

El sonar de las trompetas convoca a todos los guerreros a la guerra.
Quieran o no quieran los cobardes, los que no creen, los miedosos, religiosos o curiosos; la guerra invisible fue declarada.
Guerra del Bien contra el mal.
No hay cómo huir o esconderse de ella.
No es una batalla esporádica.
Sino una guerra constante contra el infierno a comenzar desde ahora.
Los fuertes son perseverantes.

La victoria de cada uno depende de su perseverancia hasta el fin.
No hay acuerdo con el diablo y sus ángeles.
Y no espere que si usted no se mete con ellos, ellos no se meterán con usted.
O usted toma la armadura de Dios y arremete con todo sobre ellos y los vence,
O usted permanece defendiéndose de sus ataques mortales.
La orden es: resistid al diablo, y él huirá de vosotros. Santiago 4:7
Jesús no vino para enseñarnos cánticos de alabanza.
Y tampoco el Espíritu Santo vino para enseñarnos lenguas.
El Señor Jesús vino para destruir las obras del diablo. 1 Juan 3:8
¡Eso mismo! ¡Él vino para destruir las obras del diablo!
Ese es el pan nuestro de cada día.
O mejor dicho, nuestra guerra de cada día.
La ciudad de Jericó estaba vigorosamente cerrada.
Nadie salía, nadie entraba.
Así ha sido la vida de la mayoría de los cristianos.
Vida vivida con la esperanza de mejorar algún día.
¿Cuándo va a mejorar?
Nunca.
Por lo menos mientras no haya indignación contra su situación actual.
Este domingo 15/07/12, tendremos el Día de probar la Palabra de Dios, en fin, el Día De la Promesa.
Quien tenga coraje para desafiar la Palabra de Dios,
Coraje para probar que ella es o no es de Dios, está convocado.
En todo el mundo, nos lanzaremos a todo o nada.
La Tierra Prometida a nuestro padre en la fe Abraham ha estado delante de nuestros ojos (Promesas de Dios).
Es nuestra herencia, nuestro derecho adquirido, hecho con juramento de Dios.
Pero ha sido ocupada por los ceneos, los cenezeos, los admoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. Génesis 15:18-21
¿Sabe quiénes son esos bandidos?
Son los mismos que han impedido la salvación de la familia, la salud física y espiritual, la liberación de los vicios, el matrimonio feliz, el éxito económico, etc.
Ellos han obstruido las Promesas y retardado su cumplimiento.
Y, ¿qué es lo que usted está esperando?
¡Basta!
Es hora de lanzarse a todo o nada.
Quien cree, viene.
Quien no cree, se queda.
¡Que el Espíritu que habita en mí despierte la misma fe en usted!
En nombre del Señor Jesucristo.
¡AMÉN!

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