En la fe

Cada uno debe juzgarse así mismo si tiene fe o no, para comer y beber lo que uno quiere! Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Éste es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y  pecadores.” Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.  ( Mateo 11:19) El gran mal de las religiones es aprisionar a las personas en doctrinas y dogmas. Jesús, en aquella ocasión, fue criticado por los fariseos (hipócritas religiosos) por beber vino. En ningún momento la Biblia dice que beber vino o cualquier otra bebida es pecado. Emborracharse con cualquier bebida,  ahí  sí es pecado. Pues una persona en estado  alcohólico  está fuera de sí, fuera de control y el desequilibrio se apodera de su ser. ¿Cómo discernir lo que está bien y lo que está mal estando fuera de sí? No seas demasiado justo, ni demasiado sabio: ¿por qué te destruirías? (Eclesiastés 7:16) Vea que todo lo que es demasiado exagerado y desequilibrado es perjudicial, y está destinado a

Para todos los que están dentro de la obra de Dios en la Iglesia.  Hoy me han dado una sacudida...  Si hoy llueve... y no acudo al llamado ¿Y mi pueblo?...  Si no hay dinero... y no acudo al llamado ¿Y mi pueblo?...  Si tengo que limpiar mi casa... y no acudo al llamado ¿Y mi pueblo?... Si me quedo a trabajar tiempo extra para ganar más dinero... y no acudo al llamado ¿Y mi pueblo? Si tengo un compromiso personal... y no acudo al llamado ¿Y mi pueblo?... Si me siento mal de salud... y no acudo al llamado ¿Y mi pueblo?...  Si he sido tan egoísta y lo que creo que hice por una persona no parece ser mucho cuando volteo y miro ¿Y mi pueblo?...  Si tan sólo amaras a mi Pueblo...  "Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.      Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: P

Jesús es la Palabra. Creer en Él es infinitamente más que solamente creer en su existencia y seguir una religión en su Nombre. Si eso fuera suficiente, la mayoría de los creyentes no tendría una vida tan desdichada. Creer en Él implica oír y obedecer Su Palabra.  Abraham no tenía Biblia. Para leer y obedecer a Dios. Dios tuvo que emitir el sonido de su voz, para poder hablar con Abraham y no sólo con el si no también c on sus demás siervos, aveces les hablaba a través de sueños, visiones y profecías. Pero h oy, Dios habla por medio de Jesús, en su palabra, a través de la Sagrada Biblia. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de Su gloria, y la imagen misma de Su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder, habiendo efectuado la p

Hoy en día, la rapidez de la vida moderna nos impone decisiones, a veces, “impostergables”. En virtud de los problemas, no siempre podemos contar con la respuesta en la punta de la lengua para los obstáculos que, inevitablemente, van a surgir en nuestros caminos. La tendencia natural, es que el hombre se preocupe solamente con lo material y, muchas veces, olvide que para estar en equilibrio necesita estar bien en su parte espiritual. Hay numerosos libros que hablan sobre ese tema, pero solo uno de ellos es realmente eficaz: la Biblia. En ella es posible encontrar el camino para vivir bien, a través de la Palabra de Dios. Leer un pasaje bíblico, diariamente, es un ejercicio pequeño que trae grandes beneficios, pues allí, encontramos el aliento y la inspiración para enfrentar las adversidades. En caso de que se convierta en un hábito, mejor aún, pues enriquece la vida, aclarando las nebulosas que envuelven lo cotidiano. Otro efecto inmediato es el fortalecimiento de fe y de la unión

Los demonios son seres decaídos que buscan afligir a la humanidad y poner en los hombres todos los tipos de enfermedades, desgracia, infelicidad, etc. El hombre es, por lo tanto, el objetivo principal de los demonios pues fue creado a imagen y semejanza de Dios y tiene la capacidad de expresarse a través de sus sentimientos. Los demonios ansían apoderarse del hombre y, con eso, lograr dos objetivos principales: alejarlos de Dios, arruinando su vida, y utilizándose del cuerpo humano para expresarse en el mundo físico en el que vivimos. La Biblia describe a satanás como el líder de los demonios. Él era un ángel expulsado del cielo, creado por Dios para una misión noble, y fue ungido como "querubín", siendo el jefe de los demás ángeles y tenía acceso a la presencia de Dios. Era tan hermoso que recibió el nombre de Lucifer, que significa lleno de luz. Era cubierto de piedras preciosas. En el brillo de las piedras, dejaba la sombra de su resplandor, su hermosura y sabiduría lo